Forma abovedada del iglú no solo proporciona un refugio térmico eficiente y resistente al viento, sino que también aprovecha al máximo las propiedades aislantes de la nieve y optimiza la circulación del aire, lo que lo convierte en una estructura extremadamente efectiva para sobrevivir en entornos fríos y nevados.
Su construcción fácil y barata lo convierte en una alternativa de vivienda para los habitantes